Cinco Estados

Hay, al menos, cinco estados en los que hemos encontrado a la comunidad empresarial costarricense respecto de la reforma fiscal. Han denotado actitudes diversas, con consecuencias solo acordes con las mismas.

Están, en primera instancia, los que de inmediato, e inclusive antes de la aprobación formal, tomaron cartas en el asunto de manera ordenada, empezando por la conformación de equipos de trabajo para atender la emergencia que surgía con la aprobación. Saben que prevenir permite mejores resultados en la mitigación de asuntos graves.

Estos grupos cuentan con personal estratégico y operativo capacitado tanto en forma general como en talleres particulares. Solo pueden atender este diseño quienes cuentan con un análisis del impacto concreto en sus empresas, tanto en sus patrimonios, accionistas y beneficiarios últimos de las empresas, así como la gran mayoría ya en medio o terminando sus implementaciones de medidas para mitigar el efecto de la reforma en los costos fiscales incrementales y en el rediseño de estructuras empresariales, locales e internacionales. Lo anterior es para que estas tengan las nuevas características de sustancia, coherencia y transparencia, alineamientos coincidentes con las normas internacionales antielusivas de BEPS.

Estos están preparados para el trabajo intenso de adecuación de sistemas de trabajo, cambios en sus relaciones con clientes y proveedores, siendo los que se caracterizan por su liderazgo y han tomado prisa sin pausa.

Por otro lado están quienes han tomado su tiempo para digerir el impacto del shock emocional que ha generado la reforma tributaria. Estos están apenas en fase de capacitaciones y diagnóstico. Si corremos todos, lograremos sacarlos a puerto seguro, variando la posibilidad de cada quien, dependiendo del tamaño de la empresa o grupo. Ya están afectando en la campaña de rescate las demoras en procesos de reestructuraciones empresariales en razón de mayores tiempos de espera en La Gaceta y Registro, pero esto es solo el inicio de la “presa” que avizoramos en los meses por venir.

Otro grupo apenas despierta. Quienes lo conforman están en fases tempranas de capacitación. A algunos su tamaño les permitirá llegar a un islote antes de la tormenta, evitando encallar en una condición precaria al estilo de la “Odisea”. Podrán llegar, aunque en un viaje más largo y costoso por la demora en el despertar, pero de seguro, con ayuda y actitud, saldrán adelante, pues han tomado conciencia y acción después del sueño de la negación que les provocaba tener al frente un cambio en el sistema legal. Cuando menos lo esperaban, alimentaban la esperanza en el errático camino de 18 años de ir y volver de la reforma fiscal.

Están quienes, teniendo capacidad, siguen en el deshoje de la margarita, viendo si hacen o no los cambios. Siguen pensando que es mejor actuar cuando haya reglamentos claros y públicos. Las noticias para estos son malas, muy malas. El o los reglamentos pueden o no ser publicados con anterioridad a la entrada en vigor de la ley, aspecto que no es condición previa para tal efecto legal de su vigencia. Independientemente de su tamaño, a aquellos que a finales de marzo no pasen del actual estado de resistencia pasiva al cambio simplemente no habrá santo que les libre de los embates impredecibles de la reforma tributaria.

Quienes me leen ven su nombre en esta lista y saben que con cariño les exhorto a hacer algo. No es de recibo que se les queme el pan en la puerta del horno. Siendo personas, empresas y grupos económicos de tanto éxito, no dejen que lo marginal del dolor de hacer los ponga en riesgo inclusive el principal de su patrimonio.

Por último, está una gran masa de contribuyentes que oyen llover, se mojarán, pero eso no es lluvia, sino un diluvio de proporciones no vistas antes. Los invito a que pasen al Arca de Noé.

Ubique su condición, ya sea personal, empresarial o de grupo económico. No sea de los no clasificados aquí, que, al no subir siquiera al Arca, pueden ser las víctimas del proceso de reforma fiscal.

Comments are closed.