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Modelos de gestión fiscal

La reforma tributaria requiere una modelación de la gestión fiscal de las empresas y las personas de muy diversa forma, en especial en el manejo de sus asuntos contables y de flujos de efectivo. La medición de este impacto debe ser hecha con anticipación y las medidas para lograr el manejo exitoso de su empresa o negocio, sin duda marcará la distinción entre el fracaso y el éxito de las finanzas personales o empresariales.

Un modelo de gestión fiscal debe ser basado en un sistema de información que, fundamentado en las mejores prácticas de oportunidad, confiabilidad, transparencia y trazabilidad, permita un manejo suficiente y oportuno de los elementos más críticos que deben ahora conformar parte del tablero de control de las empresas y los empresarios. Tener este tablero con los factores críticos identificados para cada actividad económica, depende en mucho de su modelo de negocio y el giro de su cadena de valor. Esto nos lleva a la necesaria definición de las políticas de gestión de la cadena misma de valor, que ha de estar integrada en el cotidiano devenir de los negocios. Vamos a dar algunos ejemplos de aspectos fundamentales que deben mantenerse con particular cuidado.

En un negocio de servicios, mayoritariamente hasta hoy, no sujeto a la tributación indirecta del IVA, puede serle muy costoso el financiar a sus clientes más allá de los 15 primeros días del mes siguiente de la emisión de la factura o la prestación del servicio, lo que se dé primero, ya que es ese el momento en que con independencia de cualquier otro elemento, simplemente habrá que pagar la obligación tributaria, esto hace que entremos en ciclos cortos de manejo de capital de trabajo, cuyo efecto ilusión de orden abultado puede llegar a ser mortal para el empresario, la empresa o el profesional, ya que el mayor montante de flujos no es resultado de recursos propios, sino que el componente ajeno de esto debe administrarse con cautela.

Un profesional, que inicia un servicio y que recibe adelantos, debe ir de acuerdo con la norma pagando su IVA conforme al momento de percepción de los recursos, pero si el cliente no le paga su factura final, esta no es excusa legal de impago para la obligación, esto requiere tener por una parte, el dato diario de la obligación de IVA del mes siguiente, el valor de cuánto de dicho IVA se tiene en cuentas propias, pero de preferencia con flujos separados en cuentas diferenciadas para evitar la tentación diabólica de “financiarse” con el IVA, eso puede ser un beso a la muerte. A la vez, debe saber el empresario o el profesional, qué tanto dinero le hace o hará falta para pagar la obligación, en especial por la complejidad de determinación del derecho de crédito y la gestión oportuna para la consecución de los recursos. Por supuesto, esto supone la necesidad de sistemas de gestión del negocio que sea conteste con el de gestión fiscal, es como el “dash” de su vehículo, que, si no lo ve de manera frecuente, puede encontrarse en incomodas situaciones de inoportunidad de sorpresas no resolubles. Esto es válido tanto para grandes como a chicos, esto solo hace que el control de las gestiones de los negocios sea elástico en el manejo oportuno de sus finanzas.

Todo lo anterior requiere una contabilidad integral e integrada, de formato amigable y automatizada para la generación de las diversas declaraciones con las que debe cumplir el contribuyente en adelante, no dará más tiempo para el tradicional contador anual, que recoge “papeles”, ya que esta “era” ha quedado atrás o remitida a una muy reducida cantidad de casos. La contabilidad generadora de los sistemas de gestión fiscal, con elementos simples de fundamental entendimiento en especial a no especialistas de la contabilidad, debe ser un reto que las empresas deben estar mirando a lo interno cómo llegar a solventar. Es primordial que la comprensión de los datos clave le permitan al responsable del IVA cumplir en forma y tiempo, saber, a la vez, cuánto es su saldo favorable y acreditable, como pago a cuenta debido a las retenciones del 6% que indica la ley que aplica —a los medios electrónicos de pago— en los que a hoy todos los contribuyentes debemos tener habilitados para nuestras operaciones con los clientes y público en general.

En forma concreta, lo que era un problema de las finanzas públicas, se ha convertido hoy en un problema de cada uno de nosotros los agentes económicos, no saber conducir a estas velocidades puede llegar a ser un elemento mortal. Hay que gestionar con anticipación, no improvise, eso es muy caro, no lo deje para el último momento, eso no va a funcionar.

Aparte del IVA vendrán controles mucho más inmediatos en renta, con factura electrónica, no hay forma de gestionar al final los resultados de este impuesto, caiga en conciencia de que debemos tener una determinación oportuna y precisa, de cuánto es este impuesto, el que debemos ir juntando en el año; no es nuestro, es del fisco. No es buen consejero seguir haciendo lo mismo, cuando todo ha cambiado, ¿será que ya tomó usted la debida diligencia?

La educación y cultura tributarias son un insumo fundamental para manejar con sensatez todos estos temas, que no se reducen a la gestión fiscal automatizada que venimos describiendo como necesaria, sino que entender la información que genere este control de información le hará capaz de sobrellevar este gran reto.

No hay caso pequeño, en especial en materia tributaria, excepto por el anacrónico sistema de tributación simplificada, todos los asuntos son proporcionales al tamaño. El problema será de su tamaño y a su medida, las soluciones por ende deben responder a características análogas.

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