Daily Archives: abril 28, 2020

Conflicto en la Empresa Familiar

La familia* es considerada una de las instituciones sociales de mayor relevancia.  Es un sistema complejo: emocional por naturaleza.

Por esta razón, cuando la familia es dueña y trabaja en una empresa familiar, naturalmente existirá conflicto entre sus miembros.  Especialmente porque cada persona tiene ideas, metas y sueños particulares, pero a la vez tiene una vida muy entrelazada con sus familiares.

La cercanía emocional que tienen los miembros de una familia puede ser una fuente de soporte y tranquilidad, pero también de gran tensión. Las relaciones entre padres e hijos, entre hermanos, y entre primos son muy complicadas pues están formadas por una mezcla de sentimientos, experiencias de vida pasadas y expectativas.

Al mismo tiempo, cada individuo debe asumir varios roles: en la familia, en la empresa y como propietario.  Por ejemplo, un padre puede ser, además jefe, socio de su hija; por lo cual debe saber respetarla y tratarla según el rol que corresponda.  Todas estas particularidades de la familia y su empresa producen un terreno fértil para el crecimiento del conflicto.

Frecuentemente se piensa que evitando el conflicto se mantiene a la familia unida y a la empresa familiar robusta; limitando la comunicación abierta y honesta de la realidad de la situación con tal de mantener la “armonía” familiar.  Evitar el conflicto provoca un falso sentido de unidad, que afecta particularmente a los más jóvenes, quienes se ven limitados para expresar sus sentimientos y diferenciarse. El costo es muy alto pues se están creando relaciones familiares falsas que tarde o temprano explotarán como una bomba de tiempo.

La limitación además puede ser extensiva a los mayores, quienes ven con agobio el deber tomar acciones buenas para la empresa que pueden propiciar conflicto con el resto de los miembros familiares.

Conflicto y cambio son elementos esenciales para el crecimiento personal, fortalecen las relaciones familiares e interpersonales y por consiguiente a la empresa familiar.  Por tanto, desarrollar herramientas que ayuden a prevenir y resolver conflictos a lo interno de la empresa familiar es un paso importante que se debe planificar.  Algunas de esas herramientas pueden ser:

  • Acuerdo de Accionistas
  • Protocolo de Empresa Familiar
  • Declaración o Acuerdo Familiar

Aunque las herramientas estructurales mencionadas anteriormente son de gran ayuda para navegar en tiempos de conflicto, la participación de las generaciones mayores también es importante, necesaria y determinante en la transmisión del legado familiar, a través de la puesta en común de los valores no negociables de la familia.

Los líderes de la familia cumplen un rol fundamental, pues les corresponde identificar y resolver aquellas situaciones que puedan evolucionar en conflicto de largo plazo y destruir la empresa familiar. Ayudan así a que las nuevas generaciones vean la empresa familiar como una oportunidad futura favorable para ellos, en lugar de un inevitable futuro en el que deben insertarse, a pesar de sus gustos, preferencias y disparadores de felicidad integral.

Una familia unida y fuerte tiene mayor probabilidad de superar el conflicto y las situaciones difíciles que se le presentan a lo largo de los años.  Por el contrario, una familia fragmentada está menos preparada para superar el conflicto, en especial cuando esta fragmentación se oculta debajo de una aparente calma y armonía.

Las empresas familiares exitosas que incorporan a varias generaciones como propietarios y administradores desarrollan procesos que les permiten manejar el conflicto sin que se debilite la familia ni la empresa. Por el contrario, donde el conflicto es fuente de fortalecimiento.

Una de las razones principales para vender una empresa familiar, no es la falta de interés por parte de los familiares, sino más bien la inhabilidad para resolver el conflicto interno, que al final no hace más que desmejorar la valoración efectiva de la empresa en el proceso de venta.

  *Entiéndase por familia el concepto tradicional de familia nuclear, así como el concepto contemporáneo más amplio y general.

“Esta empresa no es mía… es para mis hijos”

“Esta empresa será suya en el futuro, he trabajado arduamente durante muchos años para que usted herede y dé continuidad a este negocio…”

Mensajes similares a este son frecuentes entre padres y madres de familia y sus hijos e hijas.  Palabras que salen del corazón pero que pueden producir mucho daño, y más bien provocar que los hijos eviten relacionarse con la empresa familiar.

¿Cómo hacer para que los hijos se interesen por la empresa familiar, sin limitarles su derecho y libertad para escoger su propio futuro? ¿Cómo hacer para preparar sus competencias y despertar la pasión de hacer negocios en un ambiente cada vez más competido y complejo?

Primero, la familia necesita definir sus valores fundamentales.

Hablar de valores fundamentales es importante. Son la base para el desarrollo de planes familiares y empresariales sólidos. Conocer, examinar y cuestionar los valores que comparten como familia le ayuda a cada individuo a relacionarse y desarrollar un propósito compartido junto al resto de los miembros familiares. También, le permite decidir si quiere o no continuar unido al proyecto de la familia. Propicia que esta decisión sea auténtica y de libre elección y no la resultante de una huella sembrada de generación en generación.

Es evidente, en muchos casos, que los valores fundamentales de la primera generación son distintos a los valores fundamentales de la segunda generación; haciendo de la continuidad de la empresa familiar un proyecto difícil de alcanzar.  Ahí radica la importancia de que la familia logre, como grupo unido, establecer cuáles son los valores que los guían y guiarán en el futuro.

Segundo, lograr que la familia tenga una visión compartida, que todos sueñen con un futuro similar, es uno de los ingredientes principales para planificar la continuidad de la empresa familiar con éxito.

Una visión compartida inspira a los miembros de la familia para trabajar fuertemente. Les prepara para superar los obstáculos que encontrarán mientras caminan hacia el logro de las metas y objetivos.  Entre otras cosas, facilita el alineamiento de la estrategia empresarial, la planificación del patrimonio y la capacitación de los futuros líderes familiares.  Desarrollar una visión compartida no es tarea sencilla; toma tiempo, algunas veces años.

Cada miembro de la familia debe conocer cuál es su sueño individual, cuál es su propia visión del futuro. Principalmente debe sentir la libertad de perseguir ese sueño y de poder comunicarlo al resto de la familia, sin verse perjudicado por hacerlo o inhibido por el sentido de traición a las expectativas que en él o ella se han depositado.

Es lógico y normal que los sueños individuales de cada familiar sean diferentes uno del otro. La esperanza es que contengan algunas similitudes; puntos de encuentro que les permitan desarrollar una visión compartida.

La facilidad con la cual la familia logre definir sus valores fundamentales y luego establecer un sueño común, o lo que es lo mismo una visión compartida, dependerá de múltiples factores.

Por ejemplo, no sería de extrañar que los hijos visualicen su futuro lejos de la empresa familiar, si durante su niñez la empresa familiar fue una fuente de conflicto y alto estrés para papá y mamá; así como, si fue frecuente la ausencia afectiva y presencial en el día a día familiar del líder empresarial, precisamente por estar atendiendo asuntos del negocio.

Las familias que han logrado planificar la continuidad de la empresa familiar con éxito comprenden que la sucesión no es un evento puntual en el tiempo, sino un proceso a lo largo de la vida que involucra a toda la familia.  Encuentran un balance mediante el cual logran que las nuevas generaciones comprendan que son miembros de una familia cuyos antepasados crearon algo único y especial, una empresa que ha beneficiado y beneficiará a muchos.

Un paso fundamental para aumentar las probabilidades de que los hijos se interesen por el negocio familiar es darles el espacio y la libertad para que expresen sus aspiraciones y sueños futuros.  En las conversaciones de familia los padres pueden comunicar a los hijos su visión, mostrando pasión y entusiasmo por la empresa familiar; pero siempre respetando las aspiraciones e intereses de ellos.

Principalmente asegurándose que sus acciones sean consecuentes con el mensaje que dan a los hijos.

Según la revista Forbes, más de 90% de las empresas en México considera que un plan de sucesión es vital para darle continuidad a los negocios y que la empresa no pierda su valor, pero solo 16% dijo contar con uno.  Al igual que en México, en toda Latinoamérica, a muchos líderes de empresas familiares se les dificulta conversar y planificar la continuidad. Guardan la esperanza de que con el mensaje trillado y errado de “esta empresa será suya en el futuro…” sea suficiente para motivar y atraer a sus hijos al negocio familiar.  Aunque en el fondo saben que lo correcto sería trabajar a diario en el plan de continuidad.

 

Cambio de parámetros en fiscalización y criterios bancarios

 

Como consecuencia de la singular situación que vivimos en este momento como humanidad, surgen una serie de retos que son absolutamente inusitados pero que debemos enfrentar en medio de esta turbulencia. Debemos concientizar cada uno para poder abordarlos y en la medida de lo posible, resolverlos.

Dedicaremos esta entrega al análisis de cambios en los parámetros fiscales y financieros como instrumento para la toma de decisiones, en especial de reguladores y regulados del sector financiero.

En cuanto a los parámetros fiscales, debemos considerar el efecto COVID-19 en la determinación de criterios de selección de contribuyentes, para ser fiscalizados. habrá que ser cuidadosos en la selección de los parámetros que están usando, tanto aquellos de inclusión, como los que sugerimos se revisen para su exclusión o redimensionamiento del motivo de selección.

En cuanto a los criterios de inclusión vemos que los fiscos estarán, o deberían estar si actúan con lógica y sensatez, altamente interesados en gestionar procesos intensivos de fiscalización, de los sectores económicos que se han visto favorecidos por esta pandemia, al menos los más evidentes.

Quienes se encuentran en estos sectores deben estar conscientes de la situación y ser cautos en el uso – en particular en el abuso – de los medios para palear las utilidades extraordinarias que se han generado en sus negocios, las cuales tienen características singulares, algunas más sostenibles en el tiempo que otras.

Los fiscos por su parte deben ser prudentes en no querer hacer pesca ilegal con redes a mar abierto. Pueden llegar a ser falsos positivos los que lleguen a capturar en sus procesos de fiscalización, si no segmentan de manera granulada, las características propias de los sujetos a fiscalizar.

Debemos entender que sectores como salud y alimentos son grandes “ganadores” temporales de esta pandemia. La pregunta que debemos plantearnos es si todos los elementos del sector específico, que incluye una variedad múltiple de actividades, está experimentando de manera paritaria esta condición.

Eso dependerá de muchísimos factores, que, de carecerse de la inteligencia adecuada y su aplicación de previo a la selección, puede toparse con que se mezclen productos o servicios de salud, que no son sensibles en igual dirección positiva que los que son más consumidos en los tiempos del Covid-19.

En el sector alimentos encontrarán retos de índole igualmente diverso. Los hábitos de consumo de la población han cambiado de manera importante durante la pandemia. Se seguirán experimentando cambios, conforme los consumidores que tenían capacidad adquisitiva se formen en las filas de los desempleados; teniendo que reconvertir sus canastas de hábitos alimenticios – para quienes tengan la fortuna de lograr darse el lujo de comer – de acuerdo a su nueva condición, que aunque en principio es temporal, su duración es indeterminada en este momento.

Factores de exclusión en salud son aquellos servicios que se han dado en convertirse en postergables por motivos económicos o de las condiciones especiales de prioridades de los centros de prestación de los servicios. Tales como los servicios de odontología, cirugía estética, entre otros, que por sus características simplemente requieren o contacto cercano, o acercan al paciente receptor a factores de riesgo que puede postergar en su uso.

Es decir, tanto en alimentos como en salud podemos ver la gran necesidad de una minuciosa minería para detectar sectores que, fiscalizarlos basados en la premisa de ser ganadores, puede ser imprecisamente peligroso, a la vez de erosivo de la ya de por sí difícil situación, que puedan estar enfrentando algunos de estos agentes económicos.

Un factor que al cierre de este año será crítico, será el efecto que estas distorsiones, tanto positivas como negativas, tendrán en la determinación de comparabilidad de transacciones susceptibles de ser valoradas por metodologías de precios de transferencia, debido a las obligaciones que se establecen en la ley de impuesto sobre la renta y su reglamento.

Es previsible que los factores de comparabilidad tanto interna como externa sean severamente retados a requerir minuciosos medios de documentación de los factores que tuvieron incidencia en estas variaciones positivas o negativas. Los comportamientos de los comparables, tanto internos como externos, provenientes los últimos de bases de datos históricas tendrán serias tareas de efectuar en la medida de lo viable, la comparabilidad exigida por la norma legal y técnica de las guías de la OCDE.

No podemos dejar de enfocar los cambios que se requieren en la parametrización y la visión de riesgo por asumir que los agentes económicos del sector financiero deben, a nuestro criterio, realizar, para poder evitar riesgos sistémicos que puedan convertirse en el fantasma de la profecía autocumplidora.

Los bancos deben entrar con ojos frescos a evaluar a los sujetos de crédito, sin mantenerse en los viejos paradigmas del pánico, prestando solo a quien no lo necesita, por contar con los medios para garantizar de manera apropiada sus operaciones, para dejarlos dormir bien a ellos y a los reguladores.

Pues esta crisis económica requiere de reguladores valientes y banqueros y agentes económicos del sector financiero verdaderamente conocedores del concepto de financiar en tiempos de crisis.

Financiar en tiempos de crisis, con los parámetros tradicionales, es una negativa del crédito en la puerta de la institución financiera. Es un no en el bolsillo para quien realmente lo necesita. El empresario que requiere acceso directo a crédito, o los colaboradores de este que, por la crisis, debieron ser cesados de sus empleos y se encuentran ahora con operaciones financieras activas que sí fueron aceptadas y riesgos que fueron asumidos en condiciones diferentes a las extraordinarias que hoy vivimos. Una cartera que fácilmente se le puede enfermar a los regulados temerosos.

El precio de la falta de coraje y visión de reguladores y regulados en adecuar, no aflojar, los parámetros de otorgamiento de financiamiento de rescate financiero para la pandemia económica, puede llegar a ser la condición de incapacidad de impago de carteras que ya tienen “sanas” los actores del sector financiero.

Empezarán a desmejorarse poco a poco, y por tanto, darán inicio a la caída en pérdidas sistémicas, de los conservadores reguladores y regulados. Es decir, por evitarlo terminarán provocándolo, no de la forma que ven sino de la manera que he descrito.

Todos los elementos están interrelacionados: Sin crédito, no hay producción de bienes o servicios, sin estos no hay empleo, sin empleo no hay consumidores…

Así hasta los negocios saludables a quienes sí les estarían dispuestos a prestar los reguladores y regulados en la visión tradicional, de seleccionar las frutas con caña de pescar, empezarán a ver la caída de sus ingresos. Esto desmejorará las capacidades de generación de nuevos créditos y las entidades se quedarán con sus recursos, pagando rendimientos exiguos a sus ahorrantes, los que queden, sin poder colocar sus recursos, pues sus anacrónicos parámetros les alertan no de riesgo, sino de terror.

Regulados, adecúense a la nueva realidad. Reguladores ubíquense en el rol histórico que les ha correspondido. El libro con el que venían regulando unos y asumiendo riesgos otros, se ha quedado caduco a la realidad de hoy y corresponde a ustedes escribir el nuevo texto de gestión. Tanto reguladores como regulados, tienen en sus manos la importante tarea de dar cuenta a la historia de cómo contribuyeron al éxito o a propiciar el fracaso de sus clientes, los generadores de la riqueza real, no financiera que ustedes administran.

En el entramado económico de la interdependencia de la economía, se requiere de manera muy especial y particular enfocarse en las pequeñas y medianas empresas. Los piñones fundamentales del sistema económico. Estos son los primeros eslabones en los que se fundamenta el empleo e inicia la cadena de valor, hasta desembocar en los grandes conglomerados.

Es decir, en esta interdependencia, al generar un encadenamiento que ayude con condiciones efectivamente accesibles a las PYME, estaremos propiciando el estimulo de la demanda agregada mediante la reducción de la necesidad de cierre y destrucción de unidades de producción y sus consecuentes consecuencias en el empleo.

Es fundamental apreciar la incidencia directa que tiene el destino de las PYMES, no solo en el encadenamiento activo de la producción, sino en los niveles que derivan en la generación de rentas pasivas al sector inmobiliario. Un sistema en manos de fondos de inversión inmobiliaria, que de resfriarse infectará sistémicamente el aparataje financiero. Un aumento en desocupación de locales y comercios por el mal momento de las PYMES se convierte en incapacidad de pago de deudas por parte de los fondos inmobiliarios y por ende, en una infección del sistema financiero.

Reaccionemos antes de que sea demasiado tarde.

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Publicado en el periódico La República el 28 de abril del 2020

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