¿Qué está pasando en el mundo?

 

Aunque la pregunta puede ser vista desde diversos ángulos, es importante remarcar la importancia de incluir un repaso de nuestro entorno mundial, ya que en una economía global e interdependiente como la que vivimos, hay una diversa gama de fenómenos que estamos experimentando, que nos son inexplicables a primera vista.

Un fenómeno que no dejó de sorprender de manera completa a propios y extraños fue la inusitada conducta del precio del petróleo en el mercado internacional, para entregas a mayo. Conducta que no se ha limitado a este bien -clasificado en la familia de los “commodities”- sino que ha impactado a muchos relacionados con las industrias de la construcción, la movilización y la energía.

Los “commodities” tienen la característica de ser transados en los mercados entre productores o intermediarios, adquiridos por una dualidad de compradores. Tanto por aquellos que encuentran en estos bienes una manera de inversión, como por los que son grandes distribuidores de regiones o países que consumen dichos bienes.

Aunque sea la primera vez que nos acerquemos a mirar esta forma particular de bienes en la economía, es importante indicar que solo mediante el acercamiento a ellos, sin exceso de tecnicismos, podemos comprender qué pasó con el petróleo y por que éste y sus hermanos los “commodities” son medios para invertir.

Si el lector presta cuidado, habrá notado que he mencionado el precio que bajó fue el del petróleo con entregas a mayo, lo que nos da una de las múltiples característica de estos “commodities.” No se transan para ser entregados al momento, como los demás bienes de consumo o de inversión, sino que se transan a un precio, el día de adquisición para una fecha de compromiso de entrega en el futuro, variando el precio según el momento de la entrega.

Esto nos lleva a por qué los inversionistas usan los “commodities” como instrumentos para obtener beneficios. Conforme más se aleja la fecha de entrega, el precio al que se transa el bien tiende a ser menor por los riesgos y el valor del dinero en el tiempo, asimilable a los rendimientos en medios directos, tales como las tasas de interés, siendo más altos, conforme está mas cerca el momento de la entrega.

Todo se basa en el principio básico que supone que obtendrá una ganancia, aquel que, en condiciones normales de mercado, haya comprado a más largo plazo y venda cerca de la fecha de la entrega. Sin embargo, aquí está la explicación del inusitado “precio negativo.” Estas transacciones suponen “condiciones normales de mercado”, al variar esta condición simplemente el precio se comporta de manera absolutamente caprichosa, pudiendo ser mayor o menor según sean las condiciones de riesgo que los compradores y vendedores perciban.

Al alargarse la crisis de salud, con la consecuente medida de confinamiento o distanciamiento social, se ha provocado una condición anormal en el mercado. El petróleo que ya estaba embarcado por los exportadores, conforme caminaban las manecillas del reloj a la fecha de entrega, no encontraba compradores – pues los consumidores finales se encuentran paralizados -y genera un gran aprieto a los que habían comprado sin conocer siquiera la existencia del Covid-19 y sus consecuencias en la movilización y por ende, en los patrones de consumo del petróleo.

Esto hizo que los dueños del petróleo estuvieran dispuestos a pagarle a su comprador, así como lo lee, por llevarse el producto, para reducir el tamaño de sus pérdidas y la consecuencia en la mayor parte de los mercados fue la reducción consecuente de los derivados del petróleo. Anormal, lo que es indicador de que los mercados se están comportando de manera totalmente anormal.

Ya no solo el de los “commodities” sino el de los demás productos como aquellos relacionados a los nuevos consumos, sean los que se utilizan para la atención de la emergencia sanitaria, así como la demanda desordenada, estimulada por el temor, la histeria y el pánico de que nos quedáramos sin abasto de alimentos y el curioso consumo masivo de papel higiénico.

De ahí que cuando nuestras autoridades sanitarias nos dicen que el mercado de las mascarillas, el de los aparatos para hacer pruebas de contaminados, así como muchos otros requeridos en la atención del Covid-19, están experimentando condiciones anormales de mercado, es precisamente, por comportarse de forma distinta a la que se comportaban antes de la pandemia.

Hacer este espeso repaso por dos áreas de las múltiples que ocurren actualmente en el mundo, nos dicen cuáles son los retos por superar cuando estamos decidiendo: ¿qué debemos hacer con nuestra empresa en los tiempos actuales?

Si nos miramos nuestros zapatos solamente, pues nos aprietan en la actual situación, permaneciendo en nuestro metro cuadrado, estamos limitando las posibilidades de la empresa para sobrevivir en las turbulencias que vive la burbuja azul, el planeta en el que vivimos todos. El problema no son los zapatos, el problema es el terreno que estamos pisando.

Son los mismos zapatos, aquellos en los que nos sentíamos cómodos, los que de repente nos dan una sensación agobiante de incomodidad inexplicable. Es equívoco creer que el problema son los zapatos, navegar en las batidas aguas económicas de hoy, es agobiante y mortal, si no logramos definir cuáles son los adecuados vestidos y equipamiento con que debemos enfrentar esta travesía de indefinida temporalidad.

Responder la pregunta ¿qué está pasando en el mundo? con la inocencia de sospechar que el problema son mis zapatos, es garantía letal para su empresa o emprendimiento.

Valga decir, que, además, percatarnos de la diferencia por la persistente molestia en nuestros pies, puede llegar a ser un factor exacerbante de la condición de riesgo en la que nos encontramos.

Estamos en una recesión económica resultado de la pandemia, que los optimistas indican que no se iniciará a recuperar antes del final de 2021, lo que nos lleva a tener que tomar decisiones valientes, disruptivas e innovadoras a la mayor brevedad. El tiempo es como el oxígeno del tanque, tan crítico como saber, con cuanto cuento para sobrellevar esta situación.

Cuando el empresario o emprendedor llega a este punto de la encrucijada necesita ayuda, pero lo aconsejable es que la busque lo antes posible. Estamos viviendo tiempos que nunca a nuestra generación le tocó vivir. Apasionantes como reto de supervivencia, pero se necesita de mucha ayuda especializada, no en Covid-19, sino en gestión de crisis en al menos cinco pilares básicos.

Primer pilar: manejo de riesgo, siendo esto la capacidad primaria de identificarlos, medirlos y gestionarlos; ya sea trasladándolos a otros agentes de la economía, o identificando cómo reducirlos o mitigarlos. Esto es toda una disciplina de la gestión administrativa que toma años de preparación y tenemos días, con suerte meses, para poder actuar.

Segundo pilar: estructuración financiera. Un factor crítico al que en nuestra práctica profesional hemos detectado la mayor parte de las empresas. Empresarios y emprendedores cuentan con la mayor experiencia, aunque los que han tenido que renegociar y aprovechar los diversos alivios institucionales existente, renquean de manera importante, ya por exceso o por defecto.

Tercer pilar: administración del asunto de continuidad de negocio, o el de negocio en marcha. Muchos, por ver el corto plazo, están obviando que, al tomar decisiones apresuradas y carentes de dimensionamiento, pueden estar poniendo en riesgo la efectiva capacidad de continuar en negocios, después de indiscriminadas conductas o recortes que se convertirán en un boomerang mal administrado, que golpea a la vuelta.

Cuarto pilar: tema tributario. Es momento para navegar aprovechando cada alivio que la ley marco así denominada, de Alivio Fiscal, otorga con conciencia y responsabilidad. De igual manera es imperdonable no acceder a la planificación adecuada de las cargas tributarias, para lograr disminuir este importante costo – que llega casi al 58% de carga acumulada – dentro del marco de la ley. Disciplina que debe pasar por un apoyo experto, distinto a la buena técnica de llenado de declaraciones impositivas.

Quinto pilar: tan crítico como los anteriores, la comunicación en su dimensión estratégica, orden operativo, manejo de comunicación en crisis en la diversidad de públicos y en sus dimensiones internas y externas. Este es un suero vital que muchas organizaciones han perdido de vista y de no gestionarlo, aun si hipotéticamente estuvieran haciendo bien el resto de los pilares, podrían estar sembrando el germen de su futura lápida.

Administrar en crisis requiere, como pueden notar, una diversidad multidisciplinaria que debe estar atenta como en una unidad de cuidados intensivos a cada signo vital, a cada progreso o retroceso. No son solo son los respiradores los importantes, también lo son la gama de valoraciones multidisciplinarias que en estas salas especializadas y escasas se deben gestionar. Así como son de escasas las camas de UCI (Unidades de Cuidados Intensivos) también lo son los proveedores integrales de apoyo profesional para poder mejorar las posibilidades de supervivencia empresarial.

Así como un paciente prudente debe evitar la automedicación en todos los casos, se hace absolutamente exigente que, cuando se llega a necesitar de cuidados intensivos, evite por más que su empirismo empresarial le haya sido útil, llegar a tratar de resolver por sí mismo algo absolutamente nuevo, ya que puede estar acelerando lo que cree estar evitando, la muerte de su negocio y aumentando el riesgo sobre los bienes personales y familiares.

Déjenos ayudarle, somos su unidad de cuidados intensivos empresariales, no se espere para el final, puede que no haya camas, espacios, respiradores o que su propia condición haga que ya nada le logre evitar.

Publicado en el periódico La República el 05 de mayo del 2020

El día después de la Crisis

el día después de la crisisLa Aventura del Poseidón, una película lanzada en el año 1972, tenía un tema musical que es apropiado recordar y en él basaré el argumento de las necesidades que estaré explorando en este artículo.

La letra de la canción, muy esperanzadora en una trágica película era “…Yo sé que siempre habrá un mañana”. Este marco escenográfico nos hace preguntarnos ¿Cómo será ese día después?

El día después ha existido siempre y en consecuencia a la continuidad de la historia de la humanidad, la pregunta quizá entonces sería ¿cómo será ese día?

Es parte de una de las ocupaciones principales que debemos abordar en las diversas áreas de nuestra vida y uno de los aspectos más retadores que grandes eventos, como el que vivimos debido al Covid-19, hacen plantearnos con particular énfasis.

Las grandes guerras, los actos terroristas del inicio de este siglo, los cambios en las estructuras de poder y muchos otros eventos que podemos denominar traumáticos, son denominador común de la necesidad, de un planteamiento más serio de esta pregunta.

Tenemos que plantearnos esta pregunta cada uno de nosotros como individuos, empresarios, profesionales, trabajadores independientes y un plural de actores que componemos el tejido social y económico del mundo.

Definitivamente debemos entender que el balance temprano de esta pandemia es la destrucción de una serie de empresas en particular pequeñas y medianas, dispersas en un abanico de sectores interconectados entre sí, que hacen que las afectaciones lleguen de forma indirecta a otras actividades que a primera vista no serían afectadas, por lo menos no de forma evidente. Esto no menosprecia ni desconoce graves afectaciones en grandes corporativos también.

A estos efectos vamos a tomar dos sectores como ejemplo, que nos ayuden a comprender la inevitable interrelación e indudable condición de dependencia que tenemos los agentes económicos.

El sector turismo ha sido afectado de una forma devastadora; al punto que, siendo que ha ocurrido la pandemia en medio de la temporada alta de Costa Rica, la pregunta que debe plantearse no solo quien es trabajador independiente en el sector, sino quien trabaja para empresas en esta actividad y por supuesto, las empresas y los empresarios de este sector, es no solo ¿cuándo? Si no, ¿cómo será el proceso de reinserción a la vuelta del día después?

Las noches de hotel no ocupadas, los desayunos, almuerzos y cenas no vendidos, no se venderán nunca más.

A la vez quizá lo más retador es, en nuestra práctica con empresas y empresarios ya lo está siendo, ¿a qué mercado retornaran?

Siendo que la actividad de turismo es una actividad que, en las prioridades presupuestarias de las personas, ocupa un lugar que compite con prioridades básicas, y a la vez, requiere de un ambiente de confianza en las condiciones para viajar, el turista que primero despertará será el que atiende necesidades de negocios y no necesariamente de orden recreacional.

Este reto plantea, a quienes estén en este sector y pervivan, una obligada redefinición de estrategias de atracción, precios, restablecimiento de personal y una amplia gama de aspectos que no se liberan como si a la película simplemente se le da continuar después de una pausa.

Los sectores de abarrotes y salud han experimentado un crecimiento manifiesto en esta época de pandemia. Esto parece ser una cómoda mecedora, en la cual encontrarse en el péndulo de la economía, sin embargo, la pregunta para ellos es distinta e igualmente retadora…

¿Están preparados para atender la demanda incremental hasta la cresta de la ola? ¿Han definido qué harán con el efecto que causa la abundancia de pan para hoy, que puede ser hambre para mañana? ¿Están estos negocios preparados para no morir de éxito?

Administrar el éxito tanto como la crisis es un difícil arte de gestión excepcional. Deben tomarse muchas decisiones, deben medirse muy bien las consecuencias y costos monetarios y estratégicos de las mismas.

Deben valorarse de manera sopesada estas decisiones para evitar cortar en las empresas funciones y colaboradores que sean vitales e irreparables en el reinicio y la reinvención.

Hacer esto solo como empresa o empresario, no es labor sencilla y se recomienda la asistencia especializada para poder dar objetividad a decisiones que pueden estar influidas por las emociones y, peor aún, por las subjetividades inherentes a la cercanía de su empresa.

Usted y yo podemos estar o no, en uno de estos sectores, lo que es cierto es que, de una manera directa o indirecta, dependemos de ellos; como usuarios o como proveedores. Eso nos hace participes de alguna forma del fenómeno que apenas se enuncia en estos dos sectores a modo de mera ilustración.

Estemos o no en alguno de los extremos de este abanico sectorial, la pregunta es si estamos unos y otros trabajando ya, en la estrategia de reinserción de cara el final de la crisis sanitaria, cuando quiera que esto ocurra. O, si, por el contrario, estamos esperando expectantes el anuncio que ya podemos salir de nuestra condición de confinamiento – por distanciamiento social profiláctico – para ir a nuestras labores como de costumbre.

¿Irán nuestras labores a encontrarse, como de costumbre, cuando retornemos a nuestros lugares de trabajo? Estaremos en un nuevo entorno, tanto mediato como inmediato, que puede ser desconocido o desconcertante. Indescifrable, pues lo que siempre había funcionado y puede que este cambio, temporal o permanente, haga que lo que fue bueno antes pueda llegar a dejar de funcionar. ¿Estamos preparados para esa posibilidad?

Habremos aprendido nuevas formas de llevar a cabo nuestras labores, especialmente en el ámbito de las actividades teletrabajables, que nos dan la oportunidad de plantearnos eventualmente profundos cambios, que, si bien pueden acarrearnos externalidades positivas para nuestras vidas – en la calidad de estas – implican cambios en la gestión de las relaciones de nuestras formas de hacer negocios.

Lo aprendido puede ser muy provechoso para modificar la forma en que veníamos tradicionalmente haciendo negocios y relacionándonos como personas.

Charles Darwin lo planteaba desde el siglo XIX: No será el más fuerte quien sobreviva, sino aquel que logre adaptarse al cambio.

El cambio introducido por Covid-19 es uno que ha venido para quedarse. Ha replanteado los fundamentos de las valoraciones que hacen las personas, esto cambia los hábitos de consumo del individuo, del conjunto social y, por tanto, recompone la demanda por bienes y servicios.

Debemos tenerlo mapeado y debemos tener generadas estrategias, en diversidad de escenarios posibles, ya que aún no contamos con toda la información, lo que hace necesaria la gestión del riesgo de cara a la vuelta a circular.

Esos cambios puede que nos hagan salir de aquellos usos y costumbres, de hábitos de consumo que se verán seriamente amenazados próximamente. Debemos ya estar gestionado nuestra adaptación para entrar y fortalecernos en aquellos sectores en los que los cambios en las necesidades manifiestas y latentes de los consumidores vayan a favorecer un clima de oportunidades.

Hoy el planteamiento de las medidas que han hecho las autoridades de Gobierno es encomiable en su velocidad, oportunidad y diversidad. Creo que se quedan cortas en el dimensionamiento de los plazos.

La salud afecta a la economía de una manera directa e inmediata. La desaparición de las amenazas de salud no afecta a la misma velocidad la recuperación de las actividades económicas. Hay un factor tiempo, duración, y reevaluación de lo ya legislado para que sea boyante. Las normas contra cíclicas no se mueven a la misma velocidad. El que pare la pandemia, no hace que la economía del día después se levante con sol radiante a producir lo mismo, en el mismo modo, en iguales cantidades y con igual cantidad de consumidores efectivos.

En el camino hay quien, habiendo tenido capacidades y usos de consumo que nos beneficiaban, simplemente deba afrontar la realidad de haber tenido que acumular obligaciones, perdido el empleo, su empresa o emprendimiento, o peor aún a un ser querido que influía en esos hábitos de consumo.

Les invito a no limitar su análisis al entorno local. Veamos que hoy somos una gran sociedad, de marcados matices y que, así como no estamos solos en Covid-19, tampoco lo estaremos en el proceso de interrelación en la dura lucha por la supervivencia económica.

Todos los agentes económicos debemos estar conscientes que el momento para plantearse la estrategia del día después ya para hoy es tardío.

Hay muchos que empezaron a pensar, diseñar, actuar e inclusive a invertir en función de la anticipación de los cambios que de manera indudable dejarán como huella, el nuevo orden post-Covid-19.

Esto no solo es así en nuestro país sino en el mundo entero.

Estamos tan globalizados y somos tan planos en la distribución de los males y tan redondos en la privatización de las oportunidades, que éstas están reservadas para quien haya empezado a actuar ya.

Aunque es tiempo de ser racional en el uso de los recursos y es tiempo de ahorrar, no lo es para escatimar inversión en resolver los grandes retos que nos plantea el día después, al que nos enfrentaremos los que tengamos la fortuna de superar la pandemia, que seremos la gran mayoría.

Esta gran catástrofe nos plantea a todos los agentes económicos el gran reto de responder si en efecto contábamos con un buen plan de continuidad de negocios, o si, por el contrario, faltaban aristas a considerar en el mismo, con la relevancia vital de la pérdida de colaboradores clave de manera temporal o permanente resultado de esta pandemia.

La pérdida de las cabezas mismas de las organizaciones, en especial de los líderes y propietarios del negocio.

¿Qué habría pasado si usted, dueño de empresa o grupo económico, hubiese contraído esta pandemia y muerto a consecuencia de ella? ¿Estaba su organización y su patrimonio adecuadamente ordenado para atender esta contingencia?

No volveremos al mismo mundo. Se han develado vulnerabilidades insospechadas. Debemos estar preparándonos para la gestión del día después. Eso no es un modelo de talla única, por el contrario, es algo que se debe confeccionar para cada uno, como un traje hecho a la medida.

Nosotros en Grupo Camacho Internacional, quizá una de las betas de negocio menos conocidas opacada en el brillo de su calidad por nuestro liderazgo como asesores fiscales, tenemos muchísimos años haciendo esta gestión de modelación de negocios, gestión de riesgo, manejo de sucesión empresarial y personal. Porque, por cierto, la única manera sensata de diseñar su estrategia fiscal es teniéndola acorde a su modelo de negocios y la adecuación de éstos a la realidad integral de la economía local y global.

No se quede para el día después para iniciar. Ese día los ganadores estarán trabajando en el mañana de ellos y el suyo puede parecer un trasnochado ayer. Durante el proceso de distanciamiento social debemos aprovechar todos los medios para no quedarnos en la posición de seguidores. Si es que queremos ser líderes no podemos quedarnos en la inacción de los perdedores. Si queremos ser ganadores, o al menos sobrevivientes en ese retador nuevo orden económico, debemos actuar hoy.

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Publicado en el periódico La República el 07 de abril del 2020

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